Poca gente, un refuerzo-regreso (Sebastián), una vuelta post lesión (Vasco) y el mismo desconcierto de casi siempre, de no saber quién viene, de no saber quién juega y de no saber quién carajo tiene las camisetas.
Ni pecheras. Así el equipo formó de la siguiente manera:
Arco: Robocop, con su remera típica negra de lentejuelas
Fondo: Dos verdes (Candia y David), un rojo sangre (Cable), un rosa (Vasco)
Medios: Otro rosa (Martinez), un celeste (Ferrin), un verdoso apagado (Mariano R), un pálido amarillo hepatitis( Papo)
Delantero: Un rosa escote en v (Caru) Más tarde, un negro (Sebastián)
Y en esa confusión que arrancó con 10 (el número incluye a Papo en su versión de falso 3), los rivales ensuciando el partido, la cancha enorme, un referí de terror, Cable se lo lleva puesto tal es su costumbre al monje David y le parte el labio. Si hubiera sido de un beso, vaya y pase, pero el misionero se ausenta del encuentro diez minutos, siendo atendido por la doctora del San Agustín.
Y el equipo que aguanta los trapos, justamente, al mejor estilo Trapo, revoleando para todos lados y Nico Ferrín haciendo más tiempo que en una sala de espera en una guardia de hospital público.
La firmeza defensiva, la típica amarilla para Mariano R, unas gambetitas de Nico y el ahogo de Papo fueron lo más destacado del primer tiempo.
Y Caru tuvo una de cabeza, que remató débil a las manos del arquero, y poco más en ese primer tiempo.
En el segundo, ya casi sin piernas, el equipo se dedicó a resistir, salvándose en algunas y dependiendo de las gambetas aisladas de Martinez y Sebastián.
Y en la última, después de haber dejado el alma en la cancha, los descamisados bajaron los brazos y 0 a 1.
Pocas conclusiones para este primer amistoso, salvo la necesidad de un asado, de dos refuerzos y de que el que tiene las camisetas y no viene, que las lleve al domicilio más cercano. Desde ya, muchas gracias
